
Retablo: Una mirada hacia lo que significa ser hombre
Ópera prima de Álvaro Delgado-Aparicio
Esta película inicia con la vida de Segundo Paucar, un adolescente que vive en una comunidad rural del Perú, que ayuda a su padre, Noé, un maestro artesano que crea retablos, hasta que descubre un secreto que pone en juego sus convicciones.
El director, Álvaro Delgado, nos pone en los zapatos de Segundo respecto al conflicto interno que enfrenta entre la tradición y aceptación. La película comienza con una imagen bastante idílica de un adolescente quien bajo la tutela de un padre se espera que continúe el legado del arte del retablo. Sin embargo, tras el “incidente” en que Segundo descubre el secreto de su padre, la historia se convierte en un viaje de introspección en torno a todo lo que le rodea a Segundo, familia, vecinos, compañeros, tantas cosas que él está experimentando y que por obvias razones no sabe cómo manejarlo, lo que provoca un distanciamiento de su padre y de los demás.
Delgado, muestra una realidad donde la homosexualidad no encaja en la casilla de lo que es ser un hombre, evidenciado en el machismo constante que vive Segundo, y con el que quiera o no ha moldeado su formación. Pues el personaje de Segundo permite ver el tratamiento de temas importantes como la aceptación e identidad en un entorno remarcado por la tradición, todo esto es visto a través de la relación de Segundo y su padre Noé, en la evolución de la película con una forma sutil de contar al espectador, sobre aquello que está ocurriendo.
El arte que sigue la película en el manejo de los encuadres para dar énfasis en los personajes similar a un retablo, resaltando la belleza del paisaje andino usando el silencio como una forma de comunicación cargada de emoción, es uno de los aspectos mas notables, pues la cultura andina se ve incorporada no como algo aparte y que permite una estética cinematográfica de exaltación nacional, sino que incorpora elementos tradicionales de la vida cotidiana andina haciéndola “parte de”, es decir la película no funcionaría si no está el contexto andino presente, pues enriquece la narrativa de una representación fidedigna de una realidad que muchas veces es ignorada en el cine tradicional, no cabe duda que la dirección de fotografía de Mario Bassino, ha logrado transmitir una autenticidad cultural.
Quienes interpretan los personajes no se quedan atrás, Junior Béjar quién interpreta a Segundo, realiza una actuación bastante pulida logrando capturar la incertidumbre en la que se encuentra su personaje. Por otro lado, tenemos a Noé, interpretado por Amiel Cayo, que muestra la complejidad emocional que vive un hombre andino entre el amor a su hijo y lo que la comunidad espera de él.
Claro está que la película “Retablo” puede llegar a considerarse lenta para algunos espectadores, pues se toma el tiempo de desarrollar cada personaje en la historia, situación que personalmente he podido ver que no es del agrado de todos. Sin embargo, para aquellos que aprecian un cine reflexivo y cultural encontrarán mucho que admirar de esta obra.
Sin duda, Retablo es una obra con poder que invita a reflexionar sobre el papel del hombre en una sociedad marcada por la homofobia y el ideal de lo que un verdadero hombre debe ser y hacer. La película muestra cómo estas expectativas pueden llevar a una represión emocional lleno de conflictos internos, que conlleva a una innegable situación que tarde o temprano iba a suceder, invitando al espectador a cuestionar sus propias creencias y prejuicios sobre lo que es la masculinidad.


