
Reflexión sobre la vida en “Muerte en Venecia”
Visconti nos invita a admirar la belleza del joven Tadzio mientras camina por las arenas de una playa veneciana.
Luchino Visconti recuerda la Venecia de su infancia en esta cinta con la muerte esperándolo pocos años después. Nos lleva a conocer sus pensamientos sobre la vida, el paso del tiempo y la belleza.
La cinta está basada en la obra del mismo nombre escrita por Thomas Mann. Sin embargo, en la película el protagonista es un músico y no un escritor como lo era originalmente. Tanto el protagonista como Visconti eran artistas con una edad bastante madura lo cual los obligó a sentarse y pensar en el trayecto de su vida y claro en su cercana muerte. Tal parece que Visconti llega a la conclusión con una analogía, la del reloj de arena. Al inicio la arena cae tan lento que parece que realmente no está cayendo, lo que nos hace no darle atención. Hasta que ya es demasiado tarde para observar, arreglar, hacer, etc. Claro que esto no es materia para quienes buscan una respuesta más optimista. Pese a esto, hay una razón por la cual Visconti y el protagonista logran soportar el peso del tiempo y es una cuestión que muchos artistas han buscado y es la belleza. Gustav Von Aschenbach, el músico de nuestra historia, encuentra la belleza en un hermoso joven italiano llamado Tadzio. Visconti llego a castear a cientos de miles de jóvenes rubios y bellos para lograr encontrar al indicado. La juventud puede no volver a uno, pero la belleza ajena puede ser contemplada y admirada como un calmante para el dolor del alma.
Visconti nos invita a admirar la belleza del joven Tadzio mientras camina por las arenas de una playa veneciana.
Si alguna película no necesita de diálogos es esta, ya que las miradas juguetonas de Tadzio y las miradas de esperanza y dolor de Gustav son más que suficientes para lograr comunicarse sin el habla. Claro está que un dialogo entre ambos sería sujeto de escándalo para la sociedad de Venecia.
La fotografía de esta película no podría ser más hermosa. Es similar a sentarse a ver cuadros impresionistas uno tras otro y otro. Jamás vi a Venecia tan bella.
Visconti empleó la música del compositor Gustav Mahler. Cabe resaltar que esta música fue compuesta antes de realizarse la película, pero es impresionante cómo parece haber sido creada específicamente para “Muerte en Venecia” al encajar perfectamente con cada escena.
Venecia era entonces un lugar distinto al que Luchino Visconti recordaba. Era una Venecia azotada por el cólera y la muerte. Los recuerdos habían desaparecido al igual que el propio cuerpo con el tiempo.
Esta película es recomendada para quienes disfrutan de vivir el recuerdo de épocas cinematográficas pasadas.


