
Green Book: Amistad sin fronteras
La película con el toque de comedia para aligerar el drama del racismo
Dirigida por Peter Farrelly, el mismo que le dio vida a la película y serie animada Ozzy & Drix en 2001 y 2002. La película ganadora del Oscar a mejor película en 2019 tuvo como protagonistas a nada mas y nada menos que Viggo Mortensen y Mahershala Ali y narra acontecimientos reales y anecdóticos de la amistad entre el pianista afroestadounidense de música clásica Don Shirley (Mahershala Ali) y su chofer Tony Vallelonga (Viggo Mortensen), mejor conocido como Tony Lip,
El título de la película se refiere a un ejemplar conocido como The Negro Motorist Green Book (El libro verde del conductor negro), una guía que circuló entre 1936 y 1967 de hoteles, bares, restaurantes y estaciones de servicio donde los afroamericanos no corrían riesgos y podían ser atendidos como cualquier otra persona sería atendida.
Con este dato importante, se puede saber como se desarrollará la trama, la cual mezcla comedia y drama en donde cuenta los hechos reales del viaje al sur de los estados unidos en donde el pianista Don Shirley (Mahershala Ali) tenia una gira en la cual acudían las personas más adineradas del país.
Aunque Green Book pretende ser inspiradora, solo lo logra superficialmente. El retrato del Estados Unidos racista de 1962 pudo ser demoledor, pero es muy débil para una época donde la segregación racial podía llegar a ser mucho más extrema. Un hombre negro y de dinero como Don Shirley no hubiese podido hacer ese viaje de la forma en la que muestra la película, donde sí atraviesa por situaciones difíciles debido al color de su piel, pero están muy suavizadas.
Estas son muchas de las películas favoritas para ganar la tan valiosa estatuilla dorada y llego a la conclusión de que historias como Green Book que poseen ese toque especial de realismo muestran un gran interés por la academia, ya que poner la realidad en pantalla grande no es una tarea sencilla, se requiere de mucho ingenio para poder hacer llegar el mensaje a todos los espectadores.
El ritmo ágil y el equilibrado juego entre géneros dota de mayor gracia a la historia de estos polos, que parecen completamente opuestos, pero acaban amoldándose a la personalidad del otro mientras aprenden lecciones de vida de quien menos se lo esperaban.
Por otro lado, Green Book no se salva de diálogos más que trillados y su trasfondo es muy débil. Peter Farrelly apuesta por un estilo pasado de moda y detalles que nos roban el corazón que encajan demasiado bien con las intenciones de la historia; pero lo mejor de todo es el trabajo impecable realizado por sus actores principales que parecen estar divirtiéndose de lo lindo en sus respectivos papeles, gracias a su explosiva química y la simpatía que transmiten.
Finalmente, la travesía es agradable, y aunque no busca convertirse en una película sobre el racismo con el rigor con el que otras son presentadas, es un pequeño paso por insertar esta temática, que no tiene por qué ser exclusiva del drama, en la forma de una comedia cuyo propósito es únicamente lograr que el espectador se sienta bien consigo mismo, como pretendiendo que tener un amigo negro no es ser racista.


