El mundo visual y escrito de La ciudad y los perros

La novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa comparada con la versión cinematográfica homónima de Francisco Lombardi

No es de sorprender que se haya querido trasladar una de las obras más características del ilustre escritor Mario Vargas Llosa a la pantalla grande teniendo en cuenta el éxito de la novela. La ciudad y los perros te cuenta la historia de la vida de los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado. Un colegio donde abunda la violencia, los abusos, el desorden y el caos. La narración cuenta con diversas perspectivas de los estudiantes y tenientes, pero más que nada con la de Alberto, nuestro personaje principal.

Esta es la perspectiva que se utiliza en la película. Alberto, conocido como “El Poeta”, se hace amigo de Ricardo Arana, El Esclavo. Si bien esta amistad se diferencia por la rapidez con la que ocurre en el libro y la película, la versión cinematográfica nos da la impresión de que siempre han congeniado, lo cual ayuda a que el hilo de la historia se mueva más rápido en la pantalla de lo que lo hace en las páginas.

Alberto genera cierto cariño por Arana, lo cual lo hace despreciar las actitudes que tienen sus compañeros hacia él, en especial las del Jaguar, el más fiero de todos. Un abusivo, traficante y ladrón que lidera la cuadra junto con El Círculo, donde están sus más cercanos (y probablemente únicos) amigos. Se encargan de la compra y venta de exámenes, cigarrillos, licor y prendas. Justamente la historia comienza la noche en la que roban el examen de química, examen que le trae más problemas al Esclavo que a nadie más. Al saber que Alberto no tenía las respuestas del examen, se las pasa y queda consignado ese fin de semana, el mismo en el que iba a salir con la chica que le gusta, Teresa. Alberto va en representación de él y termina enamorándose de ella. Cuando regresa, se da cuenta de que han descubierto el robo de los exámenes, pero no saben quién es el culpable. Así, los consignan a ambos junto con el Jaguar hasta averiguar quién lo hizo. Aquí es donde la historia cambia de rumbo, se condensa más, pero contarles eso en vez de que lo vean sería una grave equivocación.

Lo que sí me gustaría recalcar son las interpretaciones en general. Llegan a transmitir lo mismo que transmiten en la lectura (con la excepción de Teresa y el suboficial Guarina), a pesar de no contar con las historias previas a su vida en el colegio militar. Por ejemplo, el caso de Juan Manuel Ochoa. Él cumple perfectamente con la descripción física y emocional de El Jaguar, en especial al mostrar la violencia que tanto lo caracteriza. Se ve mayor, mandón, como si nadie pudiera retarlo y efectivamente, nadie lo hace hasta el final de la historia. En mi opinión, este personaje personifica la malicia con la que ve el autor al colegio militar, perfecto para ser un antagonista con Alberto, quien de agresivo no tiene mucho, pasa casi desapercibido, pero con quien comparte la misma lealtad hacia sus amigos, tanto el Jaguar con Cava como Alberto con Arana.

A pesar de que la película logra transmitir lo mismo que el libro, me parece que hay cosas que no se entienden al cien por ciento o pasan desapercibidas a menos que previamente hayas leído el libro, como las menciones a Helena o a Paulino, la escena de la Pies Dorados, o las apariciones de la llama y la perra del colegio. Aun así, es reconocible el trabajo puesto por Francisco Lombardi para transmitir los conflictivos sentimientos de Alberto en el Colegio Leoncio Prado.

0 comentarios


Adriana Maza Amante de la literatura, el cine y, más que nada, la escritura desde que tengo memoria. Me gusta encontrar el significado oculto de todo.
Síguelo en: