“Ciudad de Dios” y la importancia del punto de vista

Una historia, al igual que un libro, puede tener distintas interpretaciones.

Una historia, al igual que un libro, puede tener distintas interpretaciones. Y el cine se nutre de estas historias. Ciudad de Dios (2002), dirigida por Fernando Meirelles, nos cuenta la historia de una favela en Río de Janeiro del mismo nombre y de cómo se convirtió en uno de los lugares más peligrosos de Río.

Al ser la historia de un barrio, Meirelles apostó por centrarse en las personas que habitaban ese lugar y construir el relato del barrio a través de las vivencias de quienes moldearon a la Ciudad de Dios. El personaje central es Rocket y será nuestro guía de todas las historias importantes en este lugar. Sin embargo, Meirelles les da el peso narrativo de manera individual a los personajes que tiene determinada historia en su momento. Tales como Zé Pequeño y Bené o Mané Gallina por ejemplo. Además, hay “micro – historias” que ayudan a contar mucho mostrando relativamente poco. Tal es el caso de la historia de Zanahoria y Neginho. En la cual es un montaje lineal de un departamento que perteneció a una mujer traficante, luego a “Grande” (otro traficante), luego a Zanahoria (ayudante de Grande) y finalmente a Neginho. A veces los guionistas o directores no saben cómo relatar una historia así en poco tiempo cuando se dan cuenta de que ya llevan más de una hora y media de película en el guión. Este es un ejemplo perfecto de cómo hacerlo de manera creativa y eficiente. Los distintos puntos de vista en las historias ayudan a darle riqueza narrativa y dinamismo a estas. Algunas cintas como ejemplo son “Goodfellas” de Martin Scorsese o “Atonement” de Joe Wright.

Existe una especie de multiplicidad en mi opinión en cuanto a la historia de Ciudad de Dios. Debido a que tenemos tantas perspectivas de distintos personajes, es difícil de decir o describir qué fue lo que sucedió en Ciudad de Dios. Me explico. Posiblemente Ciudad de Dios sea una historia de gánsteres, una historia de amistad o una historia de amor. O ¿por qué no? Todas juntas.

Continuando. La temporalidad y la línea de narración es un aspecto que Meirelles cuida mucho. El hecho de que la historia tenga diversos puntos de vista no significa que la historia no sea lineal. Es decir que siga un pasado, presente y futuro. Visualizando la película Rocket nos inicia con la historia del Trío Ternura durante los años 60. Luego continuamos con los sucesos durante los años 70. Ahora, ¿hay algunos saltos temporales durante la película? Claro que sí. Pero no considero que esto amerite denominar a Ciudad de Dios como una película no lineal. ¿Por qué? Porque nuestro narrador Rocket, quien vive durante los 70, no puede transportarse al pasado, por eso en los 70 Rocket nos cuenta una historia de los 60. Además, iniciar el filme en los 60 cuando Rocket es un niño no es conveniente, ya que haría excesivamente larga la narrativa. Por estas razones Ciudad de Dios sigue y respeta una línea temporal de forma lineal.

Esta película es un gran ejemplo de cómo narrar una historia desde distintos puntos de vista, locual puede ayudar a enriquecer la película y brindarles a los espectadores una amplia gama de interpretaciones.

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Richy Gonzáles ¡Hola! El cine es mi vida. Y me gustaría compartirla contigo.
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