Anaí Padilla: Representatividad y Visibilidad Afroperuana
Una entrevista con la actriz y su visión en los medios
La reconocida actriz Anaí Padilla es hoy una de las actrices afroperuanas más relevantes e influyentes del medio nacional. No solo por su actuación, sino también por su trabajo como reivindicadora de la imagen del afroperuano. La actriz recordada en el cine por su actuación en Soltera Codiciada y La Foquita: el 10 de la calle, nos brindó un espacio para conversar sobre su visión de los medios en cuanto a la representación afroperuana.
¿Cómo encuentras la representación afroperuana en los medios audiovisuales?
La representación afroperuana en los medios, para mí es casi nula. Eso lo puedes ver en las historias que nos cuentan: los guiones televisivos, los guiones cinematográficos y la dramaturgia. Con esto, no quiero decir que no se han hecho cosas. Hay varios artistas que han creado dentro de su resistencia y lucha, pero lamentablemente esto llega desde los artistas afro, pero no de un querer de productores por contar nuevas historias o por confiar en que los afroperuanos y afroperuanas pueden abordar otros tipos de personajes y no quedarse únicamente en el estereotipo. Entonces es muy difícil ver representación afroperuana.
¿Consideras que por parte de las productoras no hay intenciones de mostrar mayor representatividad?
Es que no suelen venir estas propuestas por el lado de producción y eso es un tema más grande. Hay un debate de tipo y de historias, pero existe un temor de contar cosas nuevas, pues ya existe un público ganado, un público que le gustan cierto tipo de historias y la respuesta puede ir por ese lado. También puede ser la falta de costumbre y la falta de no mirarnos: Una invisibilización que viene arrastrando un montón de cadenas.
¿Y qué puedes comentar de tu participación en la película La Foquita, el 10 de la calle?
Para mí fue muy importante la película en la que participé. Por su historia sabemos que es un futbolista peruano muy reconocido y muy querido. Y como le dije a mi director y a los productores, para mí, contar esa historia era sumamente fundamental, porque más allá de hablar del futbolista y más allá de hablar de la lucha que tenemos como sociedad, teníamos que hablar de un hombre afroperuano.
Era importante saber eso, pues era lo que podía aportar mucho más a la historia; porque no es lo mismo un futbolista famoso que vino desde abajo, que luchó para llegar a donde está y lo logró, que Jefferson Farfán. Pues este otro futbolista no tenía lo que Farfán en su contra: su procedencia, pues él era un hombre negro. Entonces eso significó para él el triple de trabajo que para cualquier otro.
Existe además una gran relevancia en esta película por su casting ¿Qué puedes decirnos al respecto?
Este proyecto es una de las pocas películas peruanas que tiene como protagonistas un elenco negro. Para mí era sumamente valioso que desde ver el afiche encuentres el 80% del elenco siendo afroperuano. Y esto es representatividad, es visibilidad. Esto también representa que somos una sociedad pluricultural y multirracial; porque a pesar que la gente se ve todos los días a la cara, aún nos cuesta aceptarlo.
Por otro lado, como artistas ayuda a visibilizar que hay artistas, actrices y actores afrodescendientes y que no es posible que a estas alturas se siga pretendiendo maquillar a otro tipo de actores para que nos representen.
¿Sientes que este proyecto ha logrado ayudarnos a avanzar dentro de la representatividad?
Para mí esto ha sido un gran paso, añadiendo el éxito que tuvo la película por tratarse de este futbolista tan famoso, generando que exista esta nueva visibilidad. Pues la gente, si bien muchos o pocos hayan tenido la conciencia de la lucha de Farfán, igual creó en ellos una visibilidad de los afroperuanos que es sumamente importante, porque aún no la tenemos.
¿Por qué es importante para ti que exista esta visibilidad?
Porque como siempre digo, lo que más nos hace falta como etnia, es tener referentes. Siempre pienso en los niños y niñas y no logro encontrar cuáles son sus referentes. Yo prendo la televisión y solo veo gente blanca y gente cayendo en ciertos estereotipos, a nivel físico, de look y ese tipo de cosas. Entonces, de alguna u otra forma te representa a ti, porque la diversidad de alguna u otra forma está. Lo lamentable es que muchas veces esa representatividad se ha degenerado y no viene de una consciencia y un cambio, sino viene de un lado de lo políticamente correcto. Se piensa que se debe tener diversidad y que por ello se debe llamar a alguien, pero no debería ser entendido de esa manera. No se tiene que tener, debe haber diversidad porque así es. No deberían ni pensarlo.
Entonces eso me muestra que no tenemos referentes positivos, como el ejemplo de Zozibini Tunzi, la Miss Universo. Ella al ganar dijo que quería que las niñas afro se vean al espejo y que puedan verla a ella; y lo dijo porque ha crecido, al igual que yo, sin referentes positivos, sin mujeres negras hermosas a quien admirar. Es en este punto donde la sociedad te termina machacando con que tu cabello no es bonito, que tu color de piel viene con cierta carga, etc. Y así volvemos al círculo de racismo, discriminación y desigualdad. Esta falta de referentes se puede ver, finalmente, en las historias que queremos contar. Sí yo quiero contar la historia donde el doctor es blanco, la empresaria es una rubia hermosa, yo me pregunto entonces ¿Por qué la empresaria no puede ser una mujer andina o una shipiba, o por qué no puede ser una mujer negra?
¿Y en tu caso particular has encontrado el impedimento?
No, pues obviamente hay un camino que en estos 10 años que llevo como actriz he podido comprobar que no es fácil. Yo no he parado, he hecho diversos personajes y no he sentido limitaciones en este sentido, porque incluso he hecho personajes estereotipos, como la esclava en novelas de época. Porque si hablamos de novelas de época, no puedo pretender ser la española. Son cosas que a veces son evidentes y que es tonto mirarlo con cierta distancia.
Pero a lo largo de mi carrera me ha tocado hacer gran cantidad de personajes y de historias y claro también ha habido un gran avance y muchas propuestas interesantes y cada vez vemos, junto a mis compañeros y compañeras afro que la mirada se abre más para nosotros; incluso viniendo de series y películas extranjeras.
Con toda esta apertura, ¿Podemos comparar esta época con los años 70 donde existía mayor presencia afro como el Teatro de Victoria Santa Cruz?
Sí, totalmente. Hay historias que han venido contándose a lo largo de este tiempo. El grupo de teatro que arma Victoria Santa Cruz, en el que también estaba mi abuelo Abelardo Vásquez, fue el primer grupo que se subió a las tablas del Teatro Municipal, a presentar una obra sobre Pancho Fierro, al igual que Malambo, por ejemplo, obra del 2014 que se estrenó en el Teatro Municipal con una producción increíble con más de 40 bailarinas en escena y era una obra que justamente hablaba de dos personajes afroperuanos de la época de la colonia. Fue ese mismo año cuando hubo un boom teatral para el teatro afroperuano, se estrenaron 4 obras de temática afro. A pesar de que consumo tanto teatro, había visto muy pocas actrices y actores negros sobre el escenario y sí hablamos de historias, ninguna. Y justamente ese año, estrenaron Malambo, Al otro lado de la cerca, La Calle del Espíritu Santo y yo estrené un monólogo, dirigido por Alberto Ísola, llamado Estrella Negra. Fue muy loco como ese año había 4 proyectos, harta negritud presente y eso fue bien bonito de vivir. Pero como te digo eso fue el 2014 y estamos 2020. Ahora, también hay otros espectáculos de danza y de teatro. Yo estuve en la obra de Lucha Reyes, en el Teatro La Plaza, hace algunos años, fue sumamente importante, justamente representando la historia de una mujer negra.
Es importante recalcar tu trabajo como activista. Dando la cara por la representatividad.
Por eso para mí es importante estar ahí. Ahora que mencionamos mi trabajo, yo nunca me he considerado activista, es un término que me adjudicaron, pero en todo caso me siento más cómoda reconociéndome como ARTIVISTA, desde mi trinchera, desde lo que hago tengo una voz y una posición. Y tengo una lucha propia, justamente en mi línea de trabajo muy personal está el hecho de trabajar proyectos de temática afro. Esa es mi lucha personal, añadida a mi sola presencia, así como la de mis compañeras actrices y compañeros actores. Que, aunque seamos pocos, estando ahí decimos mucho. Y eso es sumamente importante, como lo hemos dicho y debemos seguir diciendo hasta que cambie, que tengamos visibilidad y representatividad. Pues está en nosotros como artistas el generar esas historias y personajes para darles vida, pues es difícil que las productoras o empresas apuesten o tengan miradas hacia nuestra cultura. Insisto en esto ya que los proyectos de teatro de los que hablé se generaron por los mismos actores y actrices afrodescendientes que le metieron punche y lo lograron. Porque somos nosotros mismos los que tenemos que mover el coche para que suceda, porque si intentamos esperar a que suceda solo, será mucho más difícil.
Por eso es mucho más valioso ser una artivista, porque justamente estoy dando la cara, el pecho, el cuerpo, la voz y la vida entera y eso me parece mucho más valioso que llamarme activista como tal.